El Peligro de no utilizar suplementos en la Dieta Proteinada

 

¡El PELIGRO de no suplementar adecuadamente una pérdida de peso pone en riesgo la vida!

 

Para perder peso hay que comer menos y gastar más, pero ciertas propuestas metabólicas conseguidas con una alimentación especial, nos pueden llevar a estados carenciales y a trastornos importantes en nuestro organismo si no se suplementan correctamente.

Para empezar, indicar que perder peso no es un juego, sino una gran cantidad de procesos bioquímicos que se desarrollan en nuestro organismo y que permiten que nuestro cuerpo acceda a las grasas de reserva para que sean eliminadas, interviniendo en ese proceso órganos nobles como el hígado, el páncreas y los riñones entre otros.

No hay ninguna forma de perder peso que no sea transformando las grasas en una sustancia que llamamos cuerpos cetónicos que serán eliminados por los riñones y el aliento. Las otras opciones son: una liposucción, una cirugía o un traumatismo.

La obesidad ha llegado a índices de epidemia en nuestra sociedad y es preciso abordarla desde el punto de vista de un profesional que pueda controlar la aptitud para ser sometido a  un tratamiento médico.

Hemos dicho hace un momento que varios órganos vitales entran en juego en el proceso de pérdida de peso y debemos comprobar mediante pruebas analíticas que están en correcto funcionamiento antes de someternos a una dieta.

Son muchas las enfermedades que suelen acompañar a un estado de sobrepeso y obesidad, y se hace imprescindible la realización de una historia clínica y pruebas exploratorias complementarias.

Pero, ¿QUÉ PELIGRO tiene perder peso sin suplementar la dieta?

En nuestra alimentación debemos tener presente dos tipos de nutrientes: los energéticos y los estructurales. A los primeros los podemos reducir para provocar déficits energéticos que obliguen al cuerpo a recurrir a las sustancias de reserva, pero los estructurales – aquellos que contribuyen al correcto funcionamiento de nuestro organismo- los debemos aportar en forma de suplementos cuando las restricciones de comida generan su déficit.

El Sodio, elemento contenido en la sal, se necesita de forma especial en éste tipo de dietas. La pérdida de glucógeno en las primeras 72 horas de una dieta muy baja en calorías, arrastra unos 2 litros de agua (responsable de una engañosa pérdida de peso rápido) y con ello se elimina sal en exceso, por lo que es preciso devolverla a nuestro organismo.

También, al limitar la ingesta de carbohidratos en la dieta, se crean –como hemos comentado antes- cuerpos cetónicos y al ser eliminados, también arrastran sodio y potasio, además de calcio y magnesio.

Si no suplementamos con sodio nuestra dieta, nuestra tensión arterial bajará y es  frecuente observar a personas sometidas a dietas de bajo contenido calórico, sin una correcta suplementación, que al descenderles la tensión arterial tienen dolores de cabeza, mareos e incluso pueden sufrir una caída y lesionarse.  Esos son síntomas típicos de un déficit de sodio en nuestra dieta además de visión borrosa, cansancio y apatía entre otros.

El cuerpo tiene mecanismos homeostáticos para  evitar la pérdida de sodio, pero entonces, nuestro organismo, que está eliminando por orina los mencionados cuerpos cetónicos, aumentará la pérdida de potasio.

El PELIGRO de no suplementar con potasio aún es mayor.  Así como el sodio en un mineral que se encuentra principalmente fuera de la célula, el potasio es eminentemente intracelular.

Cuando realizamos un control analítico, estamos midiendo la cantidad de esos minerales en sangre, pero no sabemos cómo están dentro de la célula. Sin una adecuada suplementación en potasio, nuestro cuerpo –que no tiene capacidad de evitar su pérdida por orina como hace con el sodio- iniciará un descenso en el potasio que debe estar en una cantidad determinada dentro de la célula.

Y, ¿Qué ocurre cuando empieza a faltar el potasio?

Bien sea porque no suplementamos con sodio (entonces eliminamos más potasio) o porque no estamos suplementando correctamente con potasio, podemos empezar a perder fuerza en las piernas, tener calambres por la noche, hormigueos en las manos, alteraciones del ritmo cardíaco en forma de palpitaciones y al final nuestro corazón puede fallar y provocar una situación de urgencia médica que comprometa nuestra vida.

Otros minerales como el Magnesio, cuyo déficit nos provocará cansancio muscular, constipación o estreñimiento e incluso arritmias cardíacas por vasoespasmo  pues aumenta el ingreso de calcio en el músculo liso vascular, son de vital importancia en la dieta de pérdida de peso rápida.

El calcio, excretado en orina y deficitario en el aporte de nutrientes de las dietas de muy bajo contenido calórico, debe ser también uno de los suplementos obligados en éste tipo de dietas. No hacerlo, contribuye a la osteoporosis y su déficit puede provocar contracturas musculares, incremento de los reflejos osteo-tendinosos, temblores localizados, hormigueos y calambres.

Sólo un médico experimentado, sabe corregir estos déficits y ajustar la suplementación de forma adecuada durante su pérdida de peso.

Seguir dietas “famosas” sin el correcto control y suplementación con éstos minerales y con las vitaminas necesarias, suponen un riesgo de vida que estoy seguro usted no quiere asumir.

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