La salida de la cetosis: Momento clave de la Dieta Proteinada.

 

No solo porque es un momento de transición metabólica donde ocurren cambios fisiológicos importantes sino, también, por el estado emotivo en el cual se encuentra el paciente y las frecuentes presiones sociales a las que a partir de este momento estará expuesto.

 

Como sabemos, las 2 primeras fases del Método Suico® se basan en un tipo especial de VLCD, una dieta cetogénica que suplementamos con preparados de proteínas de alto valor biológico. Esto permite que el paciente se adapte muy rápidamente al tratamiento debido a la facilidad en la aplicación de las normas que la rigen. El paciente no tiene que  estar pesando continuamente los alimentos, los mismos se encuentran fácilmente detallados, de modo que surgen pocas dudas acerca de lo que se puede o no comer y su modo de preparación. Es un tratamiento muy acotado en esta etapa, lo que lo hace muy fácil de seguir en lo práctico y, además, es muy motivante para el paciente debido a que los efectos sobre su peso, aspecto físico y salud que son rápidamente objetivables al poco tiempo de comenzado el tratamiento.

Desde el primer día es importante entender el tratamiento como en 2 grandes etapas. La cetosis por un lado (fases 1 y 2) y las fases de educación alimentaria, o de reintroducción de los diferentes alimentos que deben conformar una Dieta Proteinada tipo (fases 3, 4 y 5).

Y es precisamente ese momento de transición entre una etapa y otra, uno de los momentos claves del tratamiento.

De la misma manera que la cetosis requiere de la vigilancia médica debido a los cambios fisiológicos que el paciente va a vivir, en la segunda etapa, el papel del médico es quizás más importante aún.

Al final de la cetosis, entran en juego algunos factores nutricionales y, sobre todo, anímicos que tenemos que tener en cuenta. Nos encontramos con un paciente que ha perdido el 90% aproximadamente de los kilos que hemos marcado como objetivo al inicio, por lo tanto, es un paciente que ya lleva cierto tiempo a dieta por lo que es normal que ya se encuentre un poco cansado de la misma. Además le queda muy poco por bajar, por lo que ya se ve bien, está contento con su imagen corporal, la ropa le queda mejor, y todo su entorno social le dicen que ya está bien y que no es necesario que siga, o que porque transgreda un día “tampoco pasa nada”.

Por todos estos factores, es mucho más frecuente  que un paciente transgreda la dieta a partir de esta etapa, más aun que en cetosis, a pesar de que es mucho más permisiva.

Es fundamental entender que el objetivo del tratamiento no es bajar de peso sino bajarlo y mantenerlo y, para alcanzar este objetivo, es imperativo seguir correctamente las instrucciones del resto de las fases. Se trata de estabilizar los kilos perdidos por un lado y de reincorporar los alimentos progresivamente y de una determinada manera a fin de que el paciente adquiera ciertos hábitos correctos de alimentación. Qué alimentos deben formar parte de su día a día y cuáles no, como se comen, en cuantas veces, etc.

Si un paciente abandona el tratamiento en este momento, lo más probable es que vuelva a sus hábitos anteriores, con lo cual el aumento de peso es prácticamente seguro.

A modo de resumen, en la fase 3 del Método Suico incorporamos el desayuno, frutas y verduras con mayor índice glucémico. En la fase 4 incorporamos los hidratos  de carbono propiamente dichos (pasta, arroz, etc.), y por último en la fase 5, incorporamos alimentos ricos en grasas (quesos, pescado azul, etc.). Esta transición tiene su razón de ser y es importante seguirla al pie de la letra.

Cobra especial importancia el control de los hidratos de carbono que el paciente ingiere, ya que pueden llevar a un aumento del apetito. La introducción de los mismos debe ser muy paulatina, tal y como el protocolo lo establece, y el paciente debe ser muy estricto a la hora de seguir este orden y cantidades pautadas.

También es importante en este momento adelantarse al paciente y explicarle que el solo hecho de salir de cetosis va a implicar un cierto aumento de peso en la báscula. Esto es debido a la recuperación de agua y glucógeno muscular básicamente. Pero si el paciente no conoce este hecho de antemano puede desmotivarse pensando que ya está engordando.

Por todo lo expuesto, el médico tiene el importante papel, en este momento del tratamiento, de mantener la motivación del paciente y volver a recordarle los objetivos del mismo. De este modo, podrá lograr la adherencia al programa hasta el final, tras lo cual habrá alcanzado el peso objetivo y habrá adquirido nuevos hábitos alimentarios seguramente diferentes a los que tenía antes del mismo.

Esto es fundamental para el  mantenimiento del peso a largo plazo.