Obesidad y sobrepeso. Epidemiología y repercusiones.

 

La gravedad del problema a día de hoy.

Epidemiología

Según la OMS, la obesidad y el sobrepeso han alcanzado cifras de epidemia a nivel mundial (1).  Por lo que respecta a la obesidad, su prevalencia se duplicó entre 1980 y 2008 en todas las regiones del mundo, hasta el punto de que, a día de hoy, 500 millones de personas son consideradas obesas (2)  , estimándose que, para el 2015, serán 700 millones. De acuerdo con las estimaciones de la OMS, el sobrepeso y la obesidad, dado que incrementan el riesgo de diabetes tipo 2, patologías osteoarticulares, hta, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos cáncer, causan cada año la muerte de 2,8 millones de personas y provocan un descenso de hasta 10 años en la esperanza de vida. Esto representa una elevada carga económica para el individuo y la sociedad.

Por lo tanto, la Obesidad debería ser un problema de salud prioritario en cualquier sistema de salud, debido al volumen de personas afectadas (y que sigue en aumento) y por sus graves consecuencias sobre la salud a nivel individual y el enorme costo económico asociado en el tratamiento de sus complicaciones a nivel general.   (3)  

En cuanto a la realidad española,  hay diferentes datos según el organismo cuyos datos manejemos o según los estudios sobre la prevalencia de obesidad y sobrepeso que van apareciendo. De cualquier manera todos estos datos coinciden en 2 cosas.

Por un lado, la prevalencia de obesidad y sobrepeso en adultos españoles es por lo menos del 55% al momento actual (pudiendo llegar a un 66% según el estudio), y por otro lado, esta cifra, así como aquellas patologías claramente asociadas a la obesidad y sobrepeso, están en franco aumento en los últimos 25 años.

Definición

La obesidad y el sobrepeso implican un aumento de la grasa corporal sobre los límites de normalidad. En función del porcentaje graso se pueden definir la obesidad como muestra la tabla 1:

Definición de Obesidad según el porcentaje de grasa corporal.

% grasa corporal Hombres Mujeres
Normopeso 12 – 20 % 20 – 30 %
Límite 21 – 25 % 31 – 33 %
Obesidad
  • 25 %
  • 33 %

En la práctica clínica, sin embargo, se utilizan básicamente datos antropométricos para la evaluación de la obesidad, recomendándose como indicador al Índice de Masa Corporal (IMC=kg/m2).  Se acepta como criterio de obesidad a un IMC ≥ 30 kg/m2, pero se utiliza también para valoración del grado de obesidad y sobrepeso. Los criterios de la OMS para dicha valoración se aprecian en la tabla 2.

Clasificación de obesidad y sobrepeso según el IMC (OMS)

Tipificación IMC (kg/m2)
Normopeso 18.5 – 24.9
Sobrepeso (Obesidad grado I) 25 – 29.9
Obesidad grado II 30 – 34.9
Obesidad grado III 35 – 39.9
Obesidad grado IV ≥ 40

Debemos recordar además la importancia de la medición del perímetro de cintura abdominal  como indicador de riesgo asociado a la obesidad por su asociación con los factores de riesgo cardiovascular (Grupo CONVERGE (Grupo de Trabajo Multidisciplinario para el Control de Riesgo Cardiometabólico en el Paciente con Obesidad Abdominal). Med Clin (Barc) 2007; 128 (11): 429-437).

Causas

Si bien es una patología multifactorial, las principales causas del aumento del sobrepeso y la obesidad en la población son los cambios en la alimentación y los nuevos hábitos y estilo de vida de la denominada sociedad de consumo (4) . Esto implica, por un lado,  que las dietas tradicionales han sido reemplazadas por otras con mayor contenido energético, y por otro, la inactividad física o sedentarismo, reconocido como un factor determinante cada vez más importante de la salud.

Consecuencias

Las principales repercusiones del sobrepeso y la obesidad son múltiples y abarcan diferentes órganos y sistemas:

    • Cardiovasculares: Cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, enfermedad cerebrovascular.
    • Cardiorrespiratorias: Insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia ventilatoria, síndrome de apnea obstructiva del sueño.
    • Metabólicas: Resistencia a la Insulina y Diabetes Mellitus tipo 2, Dislipemias, Hiperuricemia.
    • Digestivas: Esteatosis hepática, colelitiasis,  hernia de hiato y reflujo gastroesofágico.
    • En la mujer: disfunción menstrual, ovario poliquístico, aumento de riesgo perinatal, incontinencia urinaria.
    • Otras alteraciones: patologías articulares, insuficiencia venosa periférica, enfermedad tromboembólica, alteraciones cutáneas (estrías, acantosis nigricans, hirsutismo, foliculitis, intertrigo), alteraciones psicológicas, cáncer (hombre: Colorrectal y próstata, mujer : vesícula y vías biliares, mama y endometrio en postmenopausia).

Cabe recordar aquí el estudio “Framingham”, que concluyó que en 3 de cada 4 hombres hipertensos existe una relación directa entre ésta y la obesidad y, que por cada 10 kilos de aumento de peso, la TA aumenta 23 mmHg y, por el contrario si se baja peso se reduce la tensión arterial (5).

Más allá de esta relación directa que demostró el estudio Framingham, es relevante el hecho de que la mayoría de estas alteraciones mejoran en mayor o menor medida con la reducción de peso, especialmente si ésta se acompaña de actividad física.

Reflexiones

En definitiva, es necesaria una concientización general con respecto a este tema. Si repasamos las tasas y causas de mortalidad en los países desarrollados, podemos concluir que la Diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares son las alteraciones más estrechamente vinculadas a la obesidad y el sobrepeso y, si sumamos que predispone a la hipertensión arterial, las dislipemias, etc., entendemos que son las responsables de 1 de cada 3 muertes de los países industrializados (6). A esto hay que sumarle que cada vez tenemos más evidencia que apoya la relación entre determinados tipos de cáncer (otra de las grandes causas de mortalidad) y la obesidad.

La medicina moderna tiene cada vez más armas, para tratar las patologías asociadas a la obesidad. Tenemos cada vez mejores fármacos para tratar la hipertensión arterial o la diabetes,  para mejorar la supervivencia en caso de infarto, etc. pero, todas estas medidas son medidas paliativas. No atacamos como sociedad el tema de base,  el mismo por el que  enfermamos y morimos. Los esfuerzos sanitarios deberían ir enfocados a atajar el problema de base. Hace falta mucha educación para la población, acerca de la importancia de la alimentación y la actividad física (que debería comenzar en las escuelas) y, hacen falta medidas gubernamentales que acompañen en esta dirección (por ejemplo campañas serias de concientización pública, gravar severamente determinados productos y subvencionar otros, de modo que sea más económico “comer sano” que “comer mal”, etc.).

Pero si bien muchas medidas podrían ser tomadas, como individuos no podemos perder tiempo.  Debemos entender que tenemos que comer diferente, que si  la manera “habitual” en la que nos relacionamos con la comida nos da unos resultados, debemos cambiarla. Como sociedad viviremos más años, con mejor calidad de vida y con un menor costo sanitario.

«Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina.»