¡¡¡Ya está aquí la primavera!!!!
Como cada año esperamos el final del invierno para disfrutar de la primavera. Probablemente la mejor estación; en la que podemos disfrutar de las temperaturas suaves y alejarnos del frío invierno, para poder salir a la calle sin abrigo, para sentir el sol en la piel, tener más horas de luz, más vida social, para disfrutar de la actividad al aire libre, el turismo, las vacaciones, etcétera.
La llegada de la primavera es la señal de que todo este “divertimento” se acerca.
Con la llegada de la primavera muchas personas notan cansancio, apatía, somnolencia o irritabilidad; son algunos de los síntomas propios de lo que llamamos Astenia Primaveral que empieza a aparecer, para un 42% de la población española, a mediados del mes de marzo.
La OMS, NO la define como una ENFERMEDAD:
Según la Organización Mundial de la Salud, la Astenia Primaveral, se puede considerar un “TRASTORNO o un SÍNDROME”; es decir, implica una serie de alteraciones que provocan un estado de anormalidad en la salud.
Se trata de un conjunto de síntomas identificados dentro de un cuadro clínico vinculado con uno o varios problemas de salud.
Es una respuesta al esfuerzo que hace nuestro cuerpo para adaptarse al aumento de horas de luz solar, a los cambios bruscos de temperatura, de humedad, de presión atmosférica, el cambio de hora (al que algunos tardan más en acostumbrarse) y a los efectos de las alergias primaverales.
¿Qué SÍNTOMAS produce la llegada de la primavera?
Adaptarse a un aumento de las horas de luz solar, a los cambios de las condiciones climáticas, al cambio de hora, a los efectos de las alergias primaverales que alteran el sistema inmune; contribuye a aumentar la sensación de fatiga, a un «agotamiento» de nuestro organismo que reacciona manifestando algunos o todos los siguientes síntomas:
- Cansancio inexplicable. Falta de energía.
- Debilidad muscular. Dolor muscular y articular diverso.
- Problemas de concentración y dificultad para realizar las actividades cotidianas habituales (especialmente en adolescentes y jóvenes).
- Alteraciones digestivas: pérdida del apetito o, en ocasiones, aumento de la sensación de hambre.
- Trastornos del sueño, dificultad para dormir o para tener un descanso reparador; lo que a su vez provoca somnolencia diurna y un aumento de la fatiga.
- Irritabilidad, nerviosismo, cambios de humor.
- Dolores de cabeza más frecuentes o intensos de lo habitual.
- Apatía, tristeza injustificada, desmotivación, disminución del deseo sexual…
Estos síntomas pueden aparecer de repente sin una causa concreta; es decir, en el trascurso del día a día sin motivo aparente. Además, este estado hipotónico puede ir acompañado de un descenso de las defensas y una situación de vulnerabilidad a nivel inmunológico ante infecciones virales, bacterianas o causadas por hongos.
¿Cómo la podemos COMBATIR?
No es posible evitar los cambios que se producen en el entorno y no hay forma de evitar la sensación de Astenia Primaveral ya que nuestro organismo se irá adaptando a ellos de forma progresiva; sin embargo, lo que sí podemos hacer es reducir las molestias y adoptar una serie de hábitos para recuperar la vitalidad cuanto antes.
Así nuestros hábitos son, de nuevo, claves para nuestro bienestar. Hagamos un repaso de aquellos importantes para minimizar los síntomas de la Astenia Primaveral.
¡¡BUENOS HÁBITOS, MENOR ASTENIA!!
1. SIGUE UNA DIETA EQUILIBRADA Y SALUDABLE.
Procura una dieta equilibrada y saludable que incluya una buena fuente verduras de hoja verde, frutas, legumbres y cereales integrales.
Es preferible que comas menos cantidad, pero más a menudo. Procura hacer cada día tres comidas principales y dos tentempiés.
Las comidas copiosas disparan los niveles de glucosa y aumentan la somnolencia.
Evita los dulces, la bollería, etc.; ya que, aunque aportan energía de forma inmediata, luego provocan un «bajón energético» y se incrementa el cansancio y la sensación de hambre.
Incluye en tu dieta “tentempiés” que aportan un plus de energía, como el plátano o los frutos secos.
2. HIDRÁTATE POR DENTRO Y POR FUERA
Mantente bien hidratado bebiendo agua, caldos, infusiones… La deshidratación, entre otras cosas, causa fatiga mental y dificulta la concentración.
No olvides cuidar la hidratación de tu piel y usar protección solar en las zonas de más exposición.
3. HAZ EJERCICIO A DIARIO
No te dejes vencer por la apatía y procura hacer ejercicio moderado cada día. Mantenerte activo es el mejor antídoto contra el cansancio y el decaimiento.
Favorece que tu organismo libere endorfinas, neurotransmisores que generan bienestar, mejoran el estado de ánimo, nos hacen sentir más optimistas y positivos al tiempo que reducen el estrés.
4. TOMA EL SOL CON MODERACIÓN
Aprovecha que los días son más largos para exponerte más tiempo a la luz del sol (recuerda ponerte protección solar).
Una breve exposición al sol nos puede aportar muchos beneficios. La luz solar puede mejorar nuestro estado de ánimo, disminuir la presión arterial, fortalecer nuestros huesos, músculos e incluso nuestro sistema inmunológico.
El sol es el responsable de activar la provitamina D, (si la tenemos disponible en el organismo). Podemos aprovechar la exposición al sol sin protección solar durante unos 20 minutos al día, para incrementar los valores de vitamina D en sangre.
Es preferible una exposición corta al sol, pero con el máximo de superficie expuesta posible (piernas, brazos, torso). Y si vas a estar expuesto durante más tiempo es fundamental proteger tu piel.
5. PROCURA DORMIR BIEN
Mantén una buena higiene del sueño.
- Entre 6 y 9 horas; y siempre durante la noche.
- Cena algo ligero y temprano.
- Deja de utilizar los dispositivos electrónicos (smartphone, Tablet, ordenador) al menos, 2 horas antes de acostarte.
- Asegúrate de que el dormitorio tiene una temperatura adecuada y que está bien ventilado.
- Diseña tu rutina especial para darle señales al cuerpo de que ya se acerca la hora de dormir.
- Baja la intensidad de la luz y duerme tan a oscuras como puedas.
6. COMPLEMENTA TU ALIMENTACIÓN CON SUPLEMENTOS.
La base de una correcta nutrición es una dieta balanceada en nutrientes; equilibrada, variada, colorida, de proximidad y de temporada. Pero debido al empobrecimiento de los suelos y al tipo de cultivos, los alimentos cada vez nutren menos y así los hospitales están cada vez más llenos.
La entrada de la primavera es un momento especial en la necesidad de nutrientes; suplementarte con los mejores contribuye a minimizar los efectos del cambio estacional.
Antioxidantes, vitaminas y minerales son necesarios para estabilizar y equilibrar nutricionalmente dichos cambios.
Somos física y química, y los micronutrientes son los responsables de los cambios bioquímicos que se producen en nuestro organismo, para mal si escasean y para bien si los tenemos disponibles.
Algunos pueden contribuir de forma especial a aliviar la Astenia Primaveral como es el caso de tener una correcta cantidad de vitaminas del grupo B, la vitamina C como antioxidante, igual que la A y la E; y no podemos olvidar el rol de la vitamina D, para fijar el calcio en los huesos y para evitar problemas emocionales como lo es también tener un buen aporte de Omega 3 para afrontar estos meses. El magnesio, el hierro, el calcio, …
Puedes ayudarte con infusiones e incluso con plantas adaptógenas como la Rhodiola y la Ashwagandha que contribuyen al buen humor, a evitar la depresión estacional y a minimizar la astenia.
¡No te olvides de tu piel! Prepárala para afrontar el verano, el calor intenso, la irradiación solar, y otros factores que favorecen el envejecimiento cutáneo. NUTRE-HIDRATA-y-PROTEGE.
CONCEPTOS CLAVE:
La llegada de la primavera es una situación nutricional especial.
Vitaminas, minerales, Omega3 y Ashwagandha se necesitan.
No te olvides de hidratar y proteger la piel.
Y todo esto, bajo la base de una nutrición balanceada y de calidad.
¿Te puedo ayudar para hacerlo bien?
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Dr. Agustí Molins
Francina Bastardes