La Dieta Proteinada no es una dieta basada en proteínas, sino que éstas las administramos para evitar la pérdida de masa muscular durante el adelgazamiento. Así perderemos peso a expensas de las grasas.
La principal diferencia entre una dieta hiperproteica y la Dieta Proteinada es que ésta es medicalizada antes, durante y después del proceso. El control y la seguridad del proceso nos permitirán alcanzar cotas de salud mucho más altas.
El planteamiento dietético de la Dieta Proteinada restringe los carbohidratos y las grasas temporalmente (para reducir las calorías) mientras que suplementa con proteínas, minerales y vitaminas la dieta para cubrir las necesidades estructurales. Al proceso de pérdida de peso le acompaña un proceso de educación alimentaria y cambio de hábitos de vida.
El resultado de esta dieta resulta más exitoso porque, bajo control médico, se evitan los desequilibrios orgánicos y el indeseado efecto rebote.
Cuando perdemos peso sin control médico corremos riesgos: un exceso de proteínas puede dañar nuestros riñones, el uso de proteínas animales en la dieta puede dañar nuestro hígado por sus grasas acompañantes, la descompensación de los minerales, por falta de control médico, puede llevarnos a un servicio de urgencias. Se precisa un médico capacitado y experimentado para mantener el equilibrio del proceso.
Otras dietas pueden parecer iguales por estar basadas en proteínas, pero una dieta hiperproteica con proteínas animales puede dañar nuestro hígado y riñones; al contrario que la Dieta Proteinada que favorece la resolución de algunas patologías en éstos órganos.
Dieta Proteinada significa perder peso “con calidad”, porque el médico mantiene al paciente estable y controlado durante todo el proceso.
La Dieta proteinada no sirve para cualquier persona: Se necesita una revisión médica pues hay unas situaciones especiales que impiden hacer la dieta. Un paciente con un hígado enfermo, un diabético tipo I o un enfermo renal grave, no podrán hacer la dieta.
Con la Dieta Proteinada el paciente, al perder peso, ve reducida la Tensión arterial, desciende los niveles de lípidos en sangre, normaliza las cifras de glucosa y mejora la hiperinsulinemia que suele acompañar a los pacientes obesos. También mejora los problemas articulares relacionados con el sobrepeso, las apneas del sueño, los procesos cardiovasculares. Disminuye también las posibilidades de sufrir algunos tipos de cáncer asociados a la obesidad, estabiliza y regresa a la normalidad perfiles hormonales y equilibra los indicadores de salud en “pro” de un envejecimiento saludable.
Estos beneficios permiten reducir y/o eliminar la mayoría de fármacos que el paciente toma antes del tratamiento. Mejora en general el síndrome metabólico y es, en la opinión de muchos, la indicación más juiciosa para el tratamiento del paciente obeso-diabético tipo II.
Eso es fruto de la normalización del peso y del cambio de hábitos de vida a los que conducimos a los pacientes en el proceso de pérdida de peso con la Dieta Proteinada Método Suico®.